domingo, 15 de marzo de 2009

Todos iguales, todos empadronados. Increiblemente todos somos violentos.


En los últimos días se sucedieron varios hechos que marcan la situación y con la que convivimos desde muchísimos años, la violencia que no se detiene ni con las muertes. Los velezanos hemos vivido muy de cerca la perdida de Emmanuel Alvarez y por más que los medios te acostumbren a la muerte diariamente con imágenes y comentarios desde el lugar del hecho, no salimos del asombro, la bronca y deseos en caliente mal razonados.
Lo que nos lleva a decir una frase hecha: La vida no vale nada. Pero si para nosotros y no para el asesino.

Porque en lo que tiene que ver con nuestro fútbol, desde todo amplio espectro del ascenso hasta la primera división, al tema no se le produce un corte porque la dirigencia así no lo quiere y el negocio que rodea al fútbol pareciera no permitirlo, sin que decisiones gubernamentales pongan blanco sobre negro en el asunto.
Las apretadas a los planteles de Racing e Independiente, parecen tan viejas como el fútbol, pero siguen sucediendo. A unos los amenazan con matarlos a todos y a otros les tranzan dinero o pasajes al mundial 2010, dependiendo del logro en el torneo.
En Mendoza 700 policías no pueden contener una amenaza que viene del torneo anterior entre Tucumanos y mendocinos, suspendiéndose el partido y contando varios heridos.
En el clásico de avellaneda el operativo contó con 1300 efectivos y como un hubo incidentes, no hubo preguntas por las apretadas previa.
Los números de efectivos en cada partido, exagerados claramente, dan cuenta que los sueldos policiales necesitan como el agua los adicionales.
Alguien además, pudo contar alguna vez la cantidad de policías, se controla si van todos los efectivos?

Por otro lado, Agremiados no hizo ningún descargo, en defensa de sus afiliados, los jugadores, ante aprietes o situaciones que comprometan la integridad.
Algún fiscal apareció de oficio, para investigar estas movidas? No.
Que hace la casa desmadre del fútbol, lanza en padrón antiviolencia.
Queriendo eliminar la entrada en el estadio, con un carné con foto, huella digital y número de documento. Unos cuatro millones de carné y se acabó la violencia? Así de fácil.
El ministro Fernandez le apunta a la dirigencia futbolera y dice:” No solo han apañado a los barras bravas, sino que los han financiado”.
Una verdad absoluta.
Pero el ministro se olvidó de completar la frase diciendo que la dirigencia política ha utilizado y utiliza las barras, no solo como fuerza de choque, sino como adherentes constantes en actos políticos-gremiales. Y, desde la instancia superior del Estado no se ha trabajado nunca para frenar el problema.
Menos aún la justicia que se deja envolver fácilmente por abogados defensores en las causas contra los barras, porque los guardan un rato y ya está, encima donde los guardan no la pasan mal.
La gente de Ñuls vivió muchos años la desidia de la AFA, gobernada por una especie de magnate rosarino, apañado por la justicia local, que llegó a no permitir las transmisiones radiales sino se pagaba un canon para emitir desde el estadio.
La AFA miró a López, hoy ex presidente de Ñuls, como a un ser normal, con decisiones que no afectaban el andamiaje del fútbol.
Claro que la AFA vio con buenos ojos que la nueva dirigencia de la Lepra impusiera el derecho de admisión para que no ingresen los ex dueños del club, la gente de López, barras muy pesados, que rompieron y robaron en la sede.
Pero antes de todo ello, en AFA, nadie vio nada extraño?

La subsecretaría de espectáculos futbolísticos (subsef), que alguna vez dirigió Castrilli, hoy a cargo de Palacios, invitó al especialista en mantenimiento del orden público de los países bajos, miembro de varias universidades europeas y catedrático de academias policiales Otto Adang, quien además fuera asesor de las Eurocopas 2000, 2004 y 2008, para que realice un análisis de la situación del fútbol argentino.
Lo primero que dijo el holandés es algo que mucha gente utiliza como una frase remanída, sin saber el fondo real y que aún se cree que sería la solución mágica a los problemas del fútbol local, aquello de:”hay que hacer como en Inglaterra”
Adang hecha por tierra esa absurda mirada diciendo:“La solución europea en la argentina es impracticable. Acá los barras están involucrados en negocios de manera sorprendente. Manejan el merchandaising en las calles, los estacionamientos, entradas en recitales eventuales en las canchas, venden drogas y los vínculos con el poder político asombran”.
Nada nuevo para nosotros. Pero a Don Otto lo tuvieron que poner un rato al sol para que se descongelara al ver el panorama.
Y agregó, mientras un político junto a un dirigente de fútbol le pedían a un policía que le marcara un pasaje de vuelta. “Hay que cambiar todo el sistema, no sirve de nada reeducar barras o generar un vuelco total desde la educación”
También se expresó sobre lo posibilidad de la no concurrencia del público visitante, que en el ascenso redujo notablemente los actos violentos. “Debe hacerse, pero forma momentánea y utilizar ese tiempo para trabajar cambiando la situación. En Holanda entre Feyenord y Ajax no se visitaran por cinco años. Y Llevan dos con esa medida.
Pero insisto agregó, la prohibición sin un acompañamiento de estrategia, no sirve de nada”.
Clarito, verdad?
La pregunta es: Le darán bola?
Por ello cuando nos enteramos lo que sucedió con la Comisaría 44 y sus chicos malos, entendemos el porque de las vinculaciones de barras y algunos policías.
La dirigencia como siempre mira para otro lado, utiliza el discurso del miedo y la amenaza. Pobres.
Mientras nosotros, los hinchas comunes del corazón, estamos rodeados en la tribuna popular de delincuentes que creemos son hinchas nuestros, que alientan sin parar.
Por otro lado existen también pseudos periodistas que los bancan, los mencionan en su arribo a la tribuna como si fueran la fiesta del fútbol, los muchachos del tablón, haciéndose parte del macabro juego por intereses con la dirigencia.
Lamentablemente esto es Argentina y los negocios parece que no se tocan y el hincha verdadero, que se joda. Que vaya y ponga la huella digital para poder entrar a la cancha.


Por Aldo Ordoñez.

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